¿Es posible formalizar el inconsciente matemáticamente?

La vocación de Josep Maria Blasco (Barcelona, 1960) son las matemáticas, pero por «azares de la vida», se interesó por el psicoanálisis en unas vacaciones en Ibiza. Su formación y experiencia le han servido para publicar ‘Estrategias imperiales. El abuso de las matemáticas en el psicoanálisis lacaniano’.

LAURA RIERA | IBIZA: ¿Cómo se introduce un matemático en el psicoanálisis?

Todos estamos un poco divididos entre las ciencias y la sensibilidad. Estudié Matemáticas, pero me dediqué muchos años a la Informática. Sin embargo, pensé que envejecería mejor como psicoanalista que como informático. Por azares de la vida, en unas vacaciones en Ibiza en 1991 conocí a un psicoanalista que me despertó la curiosidad por esta disciplina. Nunca pensé que me terminaría dedicando a ello. Más que tratar a personas, me interesa el proceso de cambio y transformación profunda que se puede lograr con el psicoanálisis.

¿A qué tipo de transformación se refiere?
Es un tema muy complicado… Fundamentalmente consistiría en no repetir lo que se nos ha dicho. El ser humano experimenta dos momentos muy difíciles: el primero de ellos es el conocido complejo de Edipo, por lo que tenemos que evitar quedarnos enganchados a la familia; y después el siguiente paso, que es el más complicado: el de replanteárselo todo. Consiste en pasar del individuo a la singularidad, ir más allá del propio yo. ¡Es muy difícil de explicar!

¿Qué significa el título de su libro: ‘Estrategias imperiales. El abuso de las matemáticas en el psicoanálisis lacaniano´?
Es producto de muchos años de trabajo… Yo tengo una formación en Matemáticas y en informática y en los años 80 empecé a leer a [Jacques] Lacan, que era lo más en aquella época. En una de sus obras, comenzó a hacer cosas que parecían medio matematicoides y decía que «la formalización matemática es nuestra meta». Leer a un hombre, considerado como el mejor psicoanalista del mundo, que decía que estaba matematizando el psicoanálisis… ¡se me puso durísima! Como ningún psicoanalista me sabía explicar las supuestas formulaciones matemáticas del psicoanalistas, comencé a estudiar Lógica en la Universidad.

En un viaje a Argentina compré dos libros de un profesional reconocido que seguía las teorías de Lacan y tenía tantos errores y tan horribles que no me pude aguantar y escribí un artículo sobre ello. Al cabo de los años escribí otro y otro y al final he recopilado todos mis artículos en este libro.

Por tanto, un título alternativo de su libro podría ser ‘Desmontando a Lacan´…
Sí, exactamente.

¿Cuáles son sus principales críticas a Lacan?
Él juega con la ambigüedad y hay un momento en el que dice que ha reducido el psicoanálisis a la teoría de conjuntos. Esto es una atrocidad y ni él mismo se lo creía. Sin embargo, él alimentó la idea de que ha formalizado el psicoanálisis. El propio Freud dijo en algún momento que el mayor peligro del psicoanálisis eran los propios psicoanalistas. Los lacanianos son muy ambiciosos, por eso he titulado el libro ‘Estrategias imperiales’, y quieren mostrarse como los únicos psicoanalistas que valen la pena.

Es como si los lacanianos utilizasen las matemáticas para otorgarle más credibilidad al psicoanálisis…
Exacto. Esto algunos psicoanalistas ya no lo ven porque sus maestros los engañan. Se ha convertido en una especie de pseudo religión estúpida en la que se manipula intelectualmente a la gente para que ya no tenga sentido crítico. Si puedo ahorrarle a alguien el tiempo que yo he invertido leyendo estas mierdas, me doy por satisfecho.

¿Qué aporta usted en este tema con su obra?
Yo sé de Matemáticas y de Psicoanálisis y puedo comprobar las referencias lógicas y matemáticas de Lacan y sus seguidores. Está construyendo un imperio y se quieren quedar con todo el cotarro con una estrategia intelectualmente deshonesta. Lo peor de todo es que están haciendo daño a la gente con ello.

Por ejemplo, en el libro pongo un ejemplo de cómo desmonto el artículo de un psicoanalista mexicano que solo dice barbaridades… No se puede permitir que se destroce el coco de las personas. Para mí, este libro es un ejercicio de crítica radical, como decía Nietzsche, y de denuncia. Mi diagnóstico es que el uso de las Matemáticas por parte de Lacan es veneno cultural. Además, es muy triste que algo que tendría que ser bueno para liberarte el coco, lo que se supone que es el objetivo del psicoanálisis, te convierta en más burro de lo que eras antes.

¿Hay que ser matemático para entender su libro?
No, tampoco debe saber qué es la teoría de conjuntos. ¿Algo de lógica? Bueno, lo que uno necesite para la vida diaria… Yo he intentado ser muy cuidadoso con los lectores no iniciados, con el que intento establecer una cierta complicidad desde el principio. El libro comienza con un prólogo denominado ´Nota al lector profano´ y después hay una serie de símbolos que indican si la nota o el párrafo son técnicos o muy técnicos.

¿A quién gustará más su obra: a los interesados en el psicoanálisis o a los interesados en las matemáticas?
A los interesados en las matemáticas les parecerá un poco trivial porque no hay ningún resultado matemático. Quizá algunos matemáticos descubran el teorema de Gödel, del que hablo en el capítulo dos. A los psicoanalistas les hará mucha gracia o les entrará diarrea, dependiendo de si son Lacanianos fervientes o no.

¿Es posible formalizar matemáticamente el inconsciente?
No, por varios razones. La primera de ellas es que la disciplina psicoanalítica es muy joven. En segundo lugar, el inconsciente no se puede formular porque no tiene representación y si se hace ya sería consciente. Como seres finitos, no podemos representar lo infinito. Por último, el inconsciente de Freud es pulsional. Por tanto, no se podrá formalizar nunca.

Quizá tampoco es necesario formalizarlo, ¿no?
Claro, yo creo que no es necesario en este momento. Además, tampoco sabríamos lo que queremos formalizar. Como decía Spinoza, «nadie sabe lo que puede un cuerpo». Yo, parafraseándole, digo que nadie sabe lo que puede un hombre, solo sabemos lo que hemos hecho hasta ahora.

«Sra. Klein», regresa al teatro mexicano

Tras el éxito de su primera temporada, la puesta en escena “Sra. Klein” regresa al Círculo Teatral, en cuya primera función tendrán como madrina de lujo a la actriz mexicana Silvia Pinal.

“La obra rebasó nuestras expectativas, tuvimos funciones llenas casi toda la temporada y ocurrió lo que todo teatrero anhela, que fue la recomendación de boca en boca”, destacó la directora del montaje Emoe de la Parra, quien también interpreta a Melanie Klein, precursora del psicoanálisis infantil.

Destacó que la pieza de Nichloás Wright no sólo gustó al público, sino que empezó a ser frecuentada por un sector especializado, estudiantes y profesionales de la psicología y el psicoanálisis, “lo que quiere decir que logramos un trabajo serio en ese sentido”.

En un comunicado difundido por sus promotores, De la Parra consideró que más que un remontaje, la gente podrá ver ahora la reinvención de la “Sra. Klein”, pues como todo teatro vivo, la pieza se transforma.

En esta nueva temporada, se suma al elenco la actriz Georgina Rábago, quien alternará funciones con Alejandra Maldonado, en el papel de la discípula Paula Heimann.

Al respecto Emoe de la Parra indicó que Rábago ha logrado una magnífica interpretación del personaje, esta discípula ávida de desentrañar los conocimientos de la “Sra. Klein” y que de pronto se ve en medio de la lucha que ésta y su hija sostienen.

Sobre si hay cambios significativos en el montaje, Maldonado explicó que aunque es la misma pieza y el mismo trazo escénico, necesariamente se ha reinventado, pues han crecido mucho con la retroalimentación que tuvieron en la primera temporada, y también porque la incursión de Georgina le ha dado una nueva tesitura.

En cuanto a su incorporación a esta puesta en escena, Rábago dijo estar feliz de haber llegado al personaje que hace 25 años hiciera su amiga Delia Casanova, y al que considera entrañable porque, aunque es un personaje que no siempre está en acción se mantiene en escena, en escucha, lo cual es un gran reto.

Paola Izquierdo se mantiene en el papel de Melita, la hija de la “Sra. Klein”, un personaje fuerte que confronta a la madre, culpándola de la muerte de su hermano, y que le ha permitido desarrollarse en un ámbito poco común para ella, como lo es el drama.

Complacida con la experiencia, que sin duda le ha exigido mucho trabajo, la también dramaturga y becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) destacó el enorme aprendizaje que ha adquirido gracias a la generosidad de este equipo de trabajo, cuyos esfuerzos han dado resultados, como lo evidencia esta nueva temporada.

“Sra. Klein” ofrecerá funciones hasta el próximo 30 de mayo en el Círculo Teatro y ya tiene comprometida una tercera temporada en el foro La Gruta, todos los domingos de junio, julio y agosto. A la par, está en pláticas para salir a provincia, cuando los tiempos y las agendas del elenco lo permitan.

“No como una gira larga, sino más bien con dos o tres funciones para cada plaza que así lo solicite. Así que el barco sigue navegando”, acotó De la Parra, quien considera que éste trabajo desde un principio ha tenido “una estrella muy luminosa”.

¿Qué es el «neuro-psicoanálisis»?

Hanna y Antonio Damasio, son una pareja excepcional de científicos portugueses, ganadores en 2005, del premio “Príncipe de Asturias de Investigación Científica”. Hanna  estudió neurología en la Universidad de Lisboa, y ha trabajado intensamente en la obtención de imágenes con tomografía axial computarizada y resonancia magnética nuclear. Dirige el “Centro Dornsife de Imagenología para la Neurociencia” de la Universidad del Sur de California.

Antonio, esposo de Hanna, es también neurólogo por la Universidad de Lisboa, y ha realizado trabajos sobre neurología del comportamiento. Es maestro de psicología, neurociencia y neurología en la Universidad del Sur de California, y dirige el “Instituto de Estudios Neurológicos de la Emoción y la Creatividad” del mismo centro universitario. Sus líneas de investigación son las emociones, la memoria, el lenguaje, la cognición y el movimiento. Es miembro de número de las academias de Artes y Ciencias, tanto estadounidense como europea. En sus más recientes investigaciones, se avoca a un tema novedoso: el neuro-psicoanálisis. También es un gran divulgador de la neurociencia, lanzando al mercado un libro de frontera: “Y el cerebro creo al hombre” (Ed. Planeta, México 2015). Su lectura es indispensable para entender el avance implacable de la ciencia, en relación con el cerebro. Los descubrimientos cierran discusiones legendarias, y abren nuevos cuestionamientos sobre el hombre y la vida.

Estudiar el cerebro había sido un reto monumental para los científicos. Otros órganos del cuerpo, podían estudiarse diseccionando cadáveres e inspeccionando los despojos. La anatomía se encargó de documentar puntualmente la descripción de cada componente del cuerpo. Pero un cerebro muerto, poco podía aportar al conocimiento científico. La fisiología nos proporcionó el conocimiento de las funcionalidades de los órganos, pero en el caso de la masa encefálica, casi no se podía avanzar. No ha sido sino hasta finales del siglo XX, cuando se han producido grandes avances en el desarrollo de la neurología, y posteriormente de la neurociencia en general. Los modernos aparatos de imagenología, como los que posee el sofisticado laboratorio de los doctores Damasio, pueden estudiar al cerebro vivo. Así registran intercomunicaciones, redes, actividades, puntos de excitación y alteración, permitiendo mapear e identificar su actividad. De pronto, el estudio de este órgano amplió inconmensurablemente las fronteras de la ciencia.

Partamos del hecho de que la evolución de la especie humana nos ha dotado, de tres tipos de cerebro dentro de nuestro espacio craneal: el reptiliano o primitivo, que controla los impulsos más básicos, como los de sobrevivencia; el intermedio o límbico, identificado con el de los mamíferos en general, que maneja y regula el subconsciente, las funciones del cuerpo y las emociones; y por último la parte superior del órgano, la llamada corteza cerebral o zona racional, propia del homo sapiens, que ejecuta las conexiones neuronales más complejas, en las que se produce la razón, y a partir de esta el avance científico. Este logro de nuestra especie, razón y ciencia, tienen una consecuencia: la desmitificación de creencias ancestrales, basadas en mapeos imprecisos y tergiversados de la realidad.

Los últimos descubrimientos a los que nos acerca el matrimonio Damasio, es al conocimiento de cómo el cerebro toma conciencia de sí mismo. Los millones de conexiones de neuronas de la corteza cerebral, escanean las regiones del tronco encefálico y el tálamo, estratos arcaicos del cerebro, encargados de que el cuerpo y sus órganos funcionen. De esa forma, el software cerebral, la mente, constata sus propias funciones y operaciones. Este automapeo, es lo que produce la sensación interna, de encontrarnos encapsulados en un cuerpo, aparentemente ajeno. Y lo único que está sucediendo es que nuestra corteza cerebral esta tomando “conciencia” de sus propias funciones y realiza su autobiografía. Es la manera, explica Damasio, como se produce el “yo”.

Considero que este fenómeno, documentado por la neurociencia,  permite obtener nuevos ángulo de vista, a lo que antes se le nombraba como “alma” o ser. La conclusión es que todo esta en el cerebro, y que estas extrañas sensaciones no podían explicarse por las carencias de conocimiento del funcionamiento cerebral. Ahora, todo  empieza a develarse.

La neurociencia, será un tema que debemos seguir con atención. El futuro cercano parece promisorio en cuanto a las explicaciones que nos brinde la experimentación en éste campo. Por lo pronto otros estudios reconocen como nuestro órgano superior, puede ejercitarse a través de la meditación. El escaneo a monjes budistas, así lo ha demostrado. Los mantras, no están de más, ni la lectura del apasionante libro de Antonio Damasio, que se recomienda.

carlos.arce.macias@gmail.com

Tomado de http://www.am.com.mx/2016/02/28/leon/opinion/y-el-cerebro-creo–al-hombre-266123

6 lecciones de libertad que el psicoanálisis deja a las mujeres

La primera peruana en practicar el psicoanálisis, Matilde Caplansky, nos da las claves para sentirnos libres y sin culpas

6 lecciones de libertad que el psicoanálisis deja a las mujeres
Matilde Caplansky insta a las mujeres a descubrir el mundo y vivir mejor. (Foto: Solange Adum)

Por Andrea Castillo C.

La psicoanalista Matilde Caplansky no piensa retirarse. Si algo le debe al su trabajo es el grado de conocimiento que tiene de sí misma. “Para volverte psicoanalista, tienes que analizarte cinco veces por semana durante 4 o 5 años, o todo lo que sea necesario”, nos dijo.

Conversamos con ella sobre cómo el psicoanálisis ha influido en su vida. “Soy libre, no tengo culpas de nada”, comenta. Aquí compartimos sus comentarios más destacados.

1. «El psicoanálisis me permitió entender tres cosas: que la  naturaleza se impone, que nuestro cuerpo es vulnerable y mortal, y que las relaciones con nosotros mismos y los demás son, más o menos, conflictivas siempre».

2. ¿Qué hacer si el psicoanálisis no está a nuestro alcance? En ese caso -nos dice- hay psicoterapia que ayuda, grupos de meditación, clubes de lectura. «Lo importante es formarse, estudiar y leer por siempre hasta el último día».

3.   Sé libre y ejerce tu libertad. «Las mujeres no hemos ejercido nuestra ciudadanía aún lo suficiente; hemos sido esclavas hasta que conseguimos el derecho al voto y aún hoy perdura un sistema patriarcal que siempre está oprimiéndote».

4. «Tú eres dueña de tu cuerpo; nadie te puede decir qué haces con él, eso es libertad».

5. «Freud decía que el psicoanálisis es terminable e interminable porque somos seres dinámicos, cambiantes […]. Puedes decir ‘hasta acá me quiero conocer y acá me quedo’, pero debes ser muy consciente de que la vida continúa y te plantea retos que hasta ese momento no los tenías».

6. «Cambiar siempre duele; darse cuenta de que una no es la mujer más inteligente o bonita del mundo duele, porque existe el narcisismo pero también es bueno saber quiénes somos y hasta dónde llega uno. Es importante vivir con una renuncia natural porque hay ciertas cosas que no podemos hacer».

¿Pero la sociedad nos pide ser exitosas, brillantes?. «La sociedad pide cada necedad que no se puede hacer caso de eso, para eso está la libertad», concluye. Si quieres entender más del psicoanálisis, Matilde recomiendas estas películas: “Mahler en el diván”; “Henry y June”, “36.5 grados”, “El silencio de los inocentes” y muchas de Woody Allen.

Tomado de http://elcomercio.pe/viu/estar-bien/6-lecciones-libertad-que-psicoanalisis-deja-mujeres-noticia-1878155

Defienden vigencia del psicoanálisis, más allá de las poses

Foto:Agustín Reyes

Frente a poca más de una centena de alumnos de CESUN, el Dr. Hermes Millán expuso sobre la vigencia del psicoanálisis como técnica de tratamiento de padecimientos psicológicos.

De inicio, el catedrático habló sobre los antecedentes del método desarrollado por Sigmund Freud para penetrar en el inconsciente de los pacientes, para reestructurar su vida superando traumas o fantasías reprimidas, como forma de reestructuración de la psique y un punto de vista diferente respecto al pasado. Millán aseguró que han sido los mismos psicoanalistas quienes han dañado a la práctica, adoptando conductas, técnicas y poses que han desacreditado a esta rama de la psicología, razón por la cual su existencia esta puesta a debate a la misma medida que la existencia de Dios.

El catedrático señaló que el psicoanálisis tiende a derivar en procedimientos largos gracias a 3 factores: pulsión de muerte o compulsión a la repetición del sufrimiento, el beneficio secundario del síntoma (cuidados, dependencia) y a que la curación no es un proceso racional, sino que viene de un insight, es decir, un contacto profundo y emocional con el conflicto que da origen al padecimiento psicológico y orgánico y no precisamente del conocimiento de la causa, su interpretación y su aceptación.

Millán defendió la vigencia del psicoanálisis, en primer lugar porque es la corriente de la psicología con mayor producción académica con estudios en sociología y antropología, que ha podido superar sus límites iniciales al aplicarse a todo tipo de personas y porque ofrece respuesta a todo tipo de patologías.

Fuente: http://zetatijuana.com/2016/01/29/defienden-vigencia-del-psicoanalisis/

La Huerto-Terapia

Suministradas/LaTarde

El contacto con la naturaleza sirve de tratamiento terapéutico a los niños diagnosticados con algún tipo de cáncer en la Fundación Sanar.

Durante el mes de febrero se conmemora el Día Internacional de Cáncer infantil, celebrado el pasado 15 de febrero; por lo que la fundación Sanar, entidad dedicada a acompañar al niño con cáncer y a su familia en el diagnóstico y cuidado integral de la enfermedad; realizó esta semana la presentación de su programa llamado Huerto- Terapia.

Dicho proyecto, se desarrolla como intervención terapéutica complementaria al tratamiento del cáncer infantil a través del uso de metáforas cognitivas en el huerto, donde desde su creación ha beneficiado 40 niños; quienes aprenden a resignificar el proceso de la vida a través de lo que viven ellos y las plantas.

“Estos talleres se empezaron a implementar desde hace más de 4 años, pero gracias a los resultados obtenidos en el 2013 nace como programa de atención complementaria para los niños, y en el 2015 se consolida gracias al compromiso de los niños y sus familias por asistir a cada sesión, a la junta directiva quien se ha comprometido y ha impulsado la realización del mismo y al aporte de todos y cada uno de ustedes”, expresó Juan Bernardo Ángel Torres, Director Ejecutivo de la fundación Sanar.

Cabe aclarar que el programa Huerto Terapia nació en el 2011 como proyecto de investigación, del cual luego se conformó un equipo interdisciplinario con psicólogos y agrónomos de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia – Unad.

Actualmente en este programa que cuenta con su respectivo huerto en las instalaciones de la Unad en Dosquebradas, se han sembrado lechugas, tomates, zanahorias, frijoles, rábanos y flores ornamentales.

Según el Director Ejecutivo de la fundación, los productos sembrados en realidad depende de los agrónomos, quienes son los encargados de seleccionar las semillas.

“Todo lo que es sembrado es recolectado directamente por los niños, para llevar a sus casas”, explicó Ángel Bernal.

El impacto del programa

El año pasado este programa se consolidó como un programa insignia de la fundación, debido al aporte benéfico que ha entregado a los pacientes y sus familias; quienes por medio de la huertoterapia han obtenido una mejor calidad de vida.

Según Ángel Bernal, el impacto de este programa en los pacientes es notable, pues ellos han presentado una disminución de los niveles de ansiedad y depresión; además de un aumento en la adherencia al tratamiento de los niños cometidos a radioterapia y quimioterapia.

Otros de los beneficios del programa tanto en sus pacientes como en sus familias han sido, la adaptación al cambio en los procesos de socialización de los niños y un acercamiento en la construcción del proyecto de vida.

Por el momento en este programa se realiza un acompañamiento terapéutico integral a 12 niños y niñas entre los 5 y 11 años de edad; quienes se encuentran en tratamiento de cáncer infantil en las diferentes IPS de la ciudad de Pereira.

De acuerdo a los directivos de la Fundación Sanar, para poder lograr ser parte de este complemento terapéutico se debe realizar una valoración clínica completa a los niños, por medio de técnicas proyectivas y psicométricas, posteriormente se vinculan a los niños al programa de atención complementaria, y por último se evalúa el impacto de la intervención en los niños y sus familias.

Tomado de http://www.latarde.com/noticias/area-metropolitana/166508-la-huerto-terapia

Depresión: el mal del Siglo XXI

Chateaubriand acuñó la expresión “mal del siglo” en el siglo XIX para referirse a una crisis de creencias y valores que impregnaba a la sociedad occidental. El siglo XX tuvo la propia: era de la “ansiedad”. El XXI va teniendo la suya: “la sociedad depresiva”. ¿Causas? El estrés, el hastío, la falta de ideales. De allí los colapsos narcisistas y las angustias desbordantes. La ilusión parece doblegarse. La búsqueda de nuevos proyectos, sobre las cenizas de los anteriores, es lo que diferencia a una persona que se siente apta para el futuro de la persona lastrada por la nostalgia.
Reconocer la diferencia entre realidad y fantasía suele implicar sufrimiento. Y mejor que no lo borremos. A menos que sea abrumador.
Todo cambia. La moral y la felicidad, que eran aceite y vinagre, hoy son cómplices. Hemos pasado de valorar el deber a valorar los placeres. En vez de abnegación, escapismo; en vez de privacidad, violencia mediática y frivolidad. La dictadura de la euforia avergüenza a los que sufren.
Si bien la clínica nos confronta con sufrimientos diversos: oscilaciones de la autoestima, identidades borrosas, hipocondría, trastornos del sueño y del apetito, ausencia de proyectos, crisis de ideales y valores, ataques de pánico, adicciones y trastornos somáticos diversos, en este artículo privilegiaré el flagelo de la depresión. Las depresiones son la cara oscura de la intimidad contemporánea. Dice la Organización Mundial de la Salud: “Se espera que los trastornos depresivos, en la actualidad responsables de la cuarta causa de muerte y discapacidad a escala mundial, ocupen el segundo lugar, después de las cardiopatías, en 2020”. Las depresiones se ubicarán, como causa de discapacidad, por delante de los accidentes de tránsito, las enfermedades vasculares cerebrales, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias, la tuberculosis y el HIV.
La depresión es más que algo químico. Tiene múltiples causas Hay, sí, un desequilibrio neuroquímico. Pero también deben considerarse la herencia, la situación personal, la historia, los conflictos, la enfermedad corporal y las condiciones histórico-sociales. Una frustración puede precipitar una depresión al producir un colapso de la autoestima si la persona se siente incapaz de vivir acorde con sus aspiraciones.
La degradación de los valores colectivos repercute sobre los valores personales. El vale todo ético no puede sino hacer tambalear la autoestima, la identidad y los estados de ánimo. En este escenario, los laboratorios ofrecen al sufriente soluciones mágicas. Los psicofármacos -imprescindibles en determinados casos- se convierten así, lucro mediante, en artificiales píldoras de la felicidad.
Los deprimidos tienen una visión pesimista de sí mismos y del mundo, un sentimiento de impotencia y de fracaso. Sus días son una cansada sucesión de rutinas y pesares, sin los pequeños estallidos de alegría de la persona común y casi sin motivos de deleite. Pero no todos los deprimidos son “mortecinos”. Algunos -sobre todo los varones- ocultan el vacío interior con el ruido de la violencia, el consumo de drogas o la adicción al trabajo.
Disminución de energía e interés. Sentimientos de culpa. Dificultades de concentración. Pérdida de apetito. Pensamientos de suicidio. El paciente contemporáneo deambula de consultorio en consultorio. Homeopatía, acupuntura, hipnosis y alopatía. Está informado, es crítico pero también un escéptico que no cree en ningún tratamiento. Duda que solo se apacigua cuando se siente escuchado. Hay psicólogos, médicos y psiquiatras que dialogan, que se bajan del pedestal. Ese diálogo es la oportunidad de hablar de su sufrimiento, de integrar sus síntomas y dolencias en una historia personal. Dos personas, conscientes de sus límites y en un contexto de respeto mutuo, intentan encontrar juntas la mejor cura posible.

Luis Hornstein es psicoanalista. Presidente de la Fundación de Estudios en Psicoanálisis (FUNDEP)

Tomado de http://www.clarin.com/opinion/Depresion-terapia_psicoanalitica-adicciones-OMS_0_1505849433.html

¿Por qué hablan poco y se medican mucho personas con trastornos tales como la esquizofrenia?

El lenguaje es una herramienta valiosa para expresar quienes somos, qué deseamos y cómo nos sentimos. Entonces, ¿por qué está tan ausente en la evaluación y tratamiento de algunos tipos de psicosis? ¿Por qué hablan poco y se medican mucho personas con trastornos tales como la esquizofrenia o la depresión psicótica, entre otros?

Las preguntas son necesarias porque permiten reflexionar acerca de si el  cuidado médico de estos pacientes está funcionando,  si es necesario replantearnos esquemas o rescatar del conocimiento existente otras formas de atender estos casos. Desde el punto de vista del psicoanálisis ésta es una cuestión necesaria.

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“Sin descartar que los fármacos pueden cumplir una función en ciertos casos, son una solución restrictiva que pierde de perspectiva que incluso el paciente psicótico puede tener una dimensión de responsabilidad y habría que apostar a ella”, sostiene la doctora María de los Ángeles Gómez,  psicoanalista.

El concepto de la responsabilidad es central en el psicoanálisis y se refiere a que el sujeto no es amo de sus acciones pero eso no le hace menos responsable. Este modo de pensar representa una diferencia importante con la psicología.

“El psicoanálisis apuesta a una dimensión en la cual el sujeto no tiene consciencia. Siempre hay algo ahí (en el inconsciente) que está operando y que habría que dar un paso para que el sujeto que lo padece sin saberlo pueda entender sus síntomas”, indica la doctora.

Entender también es fundamental para los psicoanalistas. Hace la diferencia entre poder enfrentar con relativo éxito las exigencias y retos de la vida. Para algunas personas, lograr esto  no es demasiado problema. La pérdida, el dolor físico o emocional pueden de alguna manera encajar en su mente. Pero otras veces la turbulencia emocional se convierte en un verdadero martirio para las personas, precisamente porque demasiadas preguntas o la pregunta importante se queda sin respuesta: ¿por qué me siento así?

Una de las creencias que deben derrotarse desde el punto de vista del psicoanálisis para sobrellevar las situaciones que enfrentamos es que la felicidad es un estado permanente y completo. Y que se puede estar totalmente en paz con uno mismo.

“Acaso hay momentos efímeros de felicidad pero lo que prevalece es el malestar del deseo y la insatisfacción estructural que nos habita”, explica Gómez, también psicóloga y catedrática del departamento de psicología de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

Creer lo contrario, es decir, pensar que podemos estar libres de conflictos y cuestionamientos o que siempre podremos vencerlos de la manera que queremos es una salida demasiado simple que puede llevarnos a un sufrimiento más grande aún. Esto no significa que debemos adoptar una actitud derrotista sino entender que los seres humanos estamos en continuo análisis y cuestionamiento de lo que sentimos, hacemos y creemos.

También es necesario tomar en cuenta al abordar las crisis emocionales humanas el contexto en el cual nos desarrollamos, entiéndase idioma, cultura, política de nuestro país. No se pueden desligar estos elementos del acercamiento a la persona porque forman parte de lo que somos  y cómo somos. Así las cosas, opina Gómez, tiene importancia reflexionar acerca del rol  del discurso capitalista en la vida de las personas y cómo puede contribuir a “erosionar los lazos sociales que no dan paso a una mejor convivencia”.

Tomado de http://www.elnuevodia.com/estilosdevida/saludyejercicios/nota/queeselpsicoanalisis-2115915/

Hoy no es el sexo el que perturba o produce temor, sino el dolor permanente, el cadáver potencial que somos

kristevaJulia Kristeva. Semióloga y Psicoanalista de origen checo y residencia parisina. Profesora de la Universidad de París VII. Intelectual destacada, participó en los 60 y 70 en la revista «Tel Quel». Es autora de numerosos libros de semiología y semiótica («La revolución del lenguaje poético», «Semiótica», etc. ), de psicoanálisis («Les nouveau maladies de fame»-ver ZE/17-, «Al comienzo era el amor», etc.) a inclusive a incursionado en la literatura como novelista. En una líneas de cruce entre sus diversas pasiones y vertientes, aunque con una perspectiva predominantemente psicoanalítica, Julia Kristeva a publicado primero «Historias de amor» y más tarde «Sol negro», explorando los territorios emocionales desde el amor, la pasión, y la amistad, hasta la depresión y la melancolía. Es justamente a las comarcas de la melancolía y la depresión que procura esta entrevista ser una introducción, una invitación a pensar. Invitación cuya introducción bien puede cerrarse con las primeras lineas que abren «Sol Negro»:

«Escribir sobre la melancolía solo tendría sentido para aquellos a quienes la melancolía satura o si el escrito viniera de la melancolía. Trato de hablarles de un agobio de tristeza, de un dolor intransmisible que nos absorbe a veces, y a menudo, perdurablemente, al punto de hacernos perder el gusto por toda palabra, por todo acto, el gusto mismo por la vida».

– Puede ser que sea necesario explicar suscintamente lo que hoy se entiende por melancolía.

– Efectivamente el término cubre realidades muy diferentes, digamos y -disculpen si voy algo rápido – se pueden distinguir tres significaciones referidas al término «melancolía». Por una parte, para la psiquiatría es una dolencia grave que se manifiesta por una lentificación psíquica, ideatoria y motora, por una extinción del gusto por la vida, del deseo y de la palabra, por el cese de toda actividad y por la atracción irresistible del suicidio.

Por otra parte existe una forma más suave de este abatimiento que (como la primera) alterna a menudo con estados de exitación, forma ligada a estados neuróticos y que llamamos depresión. Los psicoanalistas suelen tener que vérselas muy a menudo con la depresión. En fin, para el sentido común, para una opinión difusa la melancolía sería una «ola del alma», un «spleen», una nostalgia de la que se reciben los ecos en el arte y la literatura y la que, siendo del todo una enfermedad reviste el aspecto a menudo sublime de una belleza.

Recuerdo en mi libro que lo bello nació en el país de la melancolía, que es una harmonía más allá de la desesperación.

– En cuál de estos tres terrenos se ha ubicado usted ?

– Mi punto de partida es clínico. Teniendo en cuenta observaciones psiquiátricas, estoy muy atenta a la herencia de Freud, Abraham, Klein. En «Duelo y melancolía»(1917), se sabe, Freud establece una equivalencia entre la melancolía y la experiencia del duelo: hay en ambos casos, una pérdida irremediable del objeto amado – aunque también, secretamente, odiado -una imposibilidad de sobrellevar esta pérdida. Con esta reflexión sobre la depresión y la muerte, Freud encara ya la segunda parte de su obra, que se expresará totalmente en «Más a11á del principio del placer»(1920): si continua siendo verdadero para él que la vida psíquica está dominada por el principio de placer, le aparece más y más claramente que la tendencia portadora de la pulsión es la pulsión de muerte. Es una verdadera revolución, que numerosos analistas rechazan, pero que me parece indispensable reconsiderar frente a ciertas psicosis por ejemplo, y por supuesto, frente a la melancolía. En tanto Eros significa creación de lazo, Thanatos o pulsión de muerte, quiere decir desintegración de lazos, ruptura de los circuitos, comunicaciones, relaciones con el otro…

– Desintegración de lazos? No es esta idea la que ud. utiliza para definir el cuadro que usted llama «melancólico-depresivo»?

-Precisamente, después de haber destacado las diferencias entre melancolía y depresión, considero que es totalmente posible hablar de un «conjunto melancólico-depresivo». Por qué? Porque más allá de las diferencias que no se trata de juntar, se encuentran por lo menos dos particularidades comunes. Por una parte la «desinvestidura de los lazos», la ruptura de las relaciones. «No -parecen decir los melancólicos y los deprimidos – vuestra sociedad,  vuestras actividades, vuestras palabras no nos interesan, estamos en otra parte, no estamos, no somos, estamos muertos». Por otra parte, la «desvalorización del lenguaje». El discurso deprimido puede ser monótono o agitado, pero la persona que lo sostiene da siempre la impresión de no creer en él, de no habitarlo, de mantenerse fuera del lenguaje, dentro de la cripta secreta de su dolor sin palabra. Este interés por la palabra depresiva me parece ser mi aporte personal a la escucha y a tratamiento psicoanalítico de la depresión. En efecto, todo el problema está allí. Si el depresivo se desprende del lenguaje, si considera el lenguaje como banal o falso, cómo podremos entrar en contacto con su dolor «por la palabra»(puesto que es con la palabra que opera el psicoanalista) ? Insisto entonces sobre la importancia de la voz, o de los signos, que pueden devenir nuestra mediación hacia el depresivo. En fin, me parece importante el mostrar también como este sufriente, a menudo mudo que es el depresivo, es un afectivo secreto, un apasionado o un incomprendido. La melancolía sería, en suma, una perversión innombrable, blanca. Nos toca a nosotros conducirla a las palabras… y a la vida.

Estas observaciones clínicas, como ustedes ven, tienen múltiples implicancias. Por ejemplo, si la melancolía es nuevamente el «mal del siglo», si el número de las depresiones se acrecienta, no es también dentro de un contexto social donde los lazos simbólicos están cortados? Vivimos una fragmentación del tejido social que no puede ofrecer ningún socorro, más bien al contrario un agravante, en la fragmentación de la identidad psíquica que vive el depresivo. Por otra parte el acento puesto por Freud sobre la pulsión de muerte, lo que se llama el «pesimismo freudiano», lejos de ser un síntoma personal del doctor vienés debido a la proximidad de la Segunda Guerra Mundial, nos permite cambiar nuestra concepción de la identidad psíquica tal como el mundo moderno- trastornado, caótico, saturado de violencia y de criminalidad- nos lo presenta cotidianamente. Y si el «deseo» no fuera sino una película genial y entretenida pero extremadamente frágil que se desarrolla sobre el océano de la pulsión de muerte? La cultura aparece entonces como un bien precioso pero fugaz. El melancólico que rehusa la vida porque ha perdido el «sentido de la vida» nos obliga, entonces, a buscar los medios para reencontrar el sentido: entre nosotros, para él, pero también para toda una generación. Es decir que una preocupación clínica, al nivel profundo en donde nos sitúa el depresivo respecto del sentido de la vida, es una preocupación que toca las raíces, antaño religiosas, de la cultura. Una pregunta que realzo en filigrana dentro de esta óptica: una civilización que ha abandonado el sentido de lo Absoluto del Sentido no es necesariamente, una civilización que debe enfrentarse a la depresión? O también: el ateísmo es implícitamente depresivo? O incluso: Dónde se encuentra la immanencia optimista del ateísmo implícitamente moroso? En la forma? En el arte?

– Usted decía también estar atenta a la piquiatría.

– Una parte importante de mi libro está consagrada a la depresión femenina: más frecuente y en cierta medida más difícil de atravesar en razón de la adherencia, a menudo insuperable de una mujer con relación a su madre. Constato también el rol determinante del apego de la madre, en todas las formas de melancolía. Incluso el pánico del obsesivo frente a su propia depresión me parece atarse al hecho que el obsesivo esté ligado a su madre deprimida y que la irrupción de la melancolía en él lo confronte a la idea de considerarse como una mujer deprimida -idea intolerable… Qué relación con la psiquiatría que combate la depresión con los antidepresivos? Viene de formularse la hipótesis que «el gen de la depresión» se transmite por el cromosoma X, el femenino. Hipótesis esquemática a verificar…No le falta, sin embargo, convergencia con las posiciones psicoanalíticas. La interpretación analítica ¿no trata precisamente ella, de separar al depresivo de su adherencia con la madre amada-odiada, de darle otras palabras y otros deseos?

Habría que cuidarse tanto del dogmatismo psiquiátrico como de dogmatismo psicoanalítico. Los progresos en el dominio de los antidepresivos dan medios potentes para actuar sobre los neurotransmisores y a menudo es el único medio de superar una melancolía grave. Aunque pasa que a menudo, los antidepresivos o las sales de litio, si bien restablecen los fluidos, en cuanto al paciente da la impresión de tener un discurso mentalizado, «robotizado». Es entonces cuando la psicoterapia o el psicoanálisis pueden intervenir respecto se los remanentes profundos de la personalidad, ligando el afecto al lenguaje y a los otros.

– La imagen contemporánea de la melancolía, tal como usted la define, admite entonces que todo se juegue alrededor de la cuestión de las relaciones del sujeto con los otros, lo social y él mismo. Pero al mismo tiempo, ¿qué era él exactamente dentro de esto?

– El primer melancólico griego, Bellérophon, aparece en La llíada: desesperado, él se consume de tristeza y, abandonado de los dioses, no cesa de vagar evitando a los hombres. Hipócrates, en su teoría de los humores (humores, como líquidos corporales), atribuye la melancolía a la bilis negra. El texto más importante de la antigüedad griega acerca del sujeto, me parece ser «Problemata 30»: de pseudo-Aristóteles. Extrae la melancolía de la patología y la ve, sobretodo como un estado límite de la naturaleza humana, como una crisis «natural» si se quiere, reveladora en consecuencia de la verdad del ser. El melancólico sería, entonces, el hombre de genio. Esta concepción fascina a los filósofos modernos, por supuesto. Pues si lo resumiéramos en una forma lapidaria, esta daría lo siguiente: el estado depresivo es la condición del pensamiento, de la filosofía, de la genialidad. En efecto, porque cambiaríamos el pensamiento, o las formas artísticas si antes no hubiéramos afrontado su banalidad. La depresión, en suma, en el umbral de la creatividad. Pero una depresión nominada y por lo tanto atravesada.

– A continuación todo se modifica?

– Insensiblemente, imperceptiblemente, a través del neoplatonismo y el lazo que se establecerá entre la melancolía y el cosmos: Saturno, planeta de la depresión. «La Melancolía» de Durer (1514) será el logro célebre de esta corriente. Además, de manera más radical con el cristianismo, el que, por una parte verá en la melancolía un pecado, pero, por otra parte en las experiencias místicas, sugerirá la melancolía como vía de acceso a Dios. Es la «acedia» de los monjes de la Edad Media.

– Solo la influencia cristiana es señalable en la Edad Media?

-No, por supuesto. También está el esoterismo, una cuestión que trato indirectamente a través de mi interpretación del soneto del Nerval, «El Desdichado». Las cartas del Tarot, el Príncipee Negro de la melancolía. Son de las tantas metáforas que remiten a los estados de constitución y de disolución de la materia, y que podríamos descifrar también como metáforas que deben entregar una imagen de la constitución y de la disolución de la identidad psíquica, de la constitución y la disolución del lazo social.

– Para quedarnos un instante más en la historia, cuáles son las otras rupturas, las otras transformaciones que, una vez pasada la Edad Media marcan nuestra concepción de la melancolía?

-Numerosos puntos merecerían amplios desarrollos, pero abreviando puedo decir esto. En Europa, en los siglos XV y XVI aparecen por ejemplo en los poetas la Dama Melancolía, y, en los protestantes, un recrudecimiento del tema melancólico. Es lo que corta con el imaginario que consagra al hombre del Renacimiento como un personaje exhuberante y jovial, lanzado al porvenir con la diva botella en la mano. Atención, no digo que esta imagen es falsa. Digo que no está sola, que coexiste con la adquisición de una enfermedad, definida como el trazo fundamental de la humanidad -muy visible a mi juicio en el pintor Hans Hobbein el Jóven. Asi las cosas a pesar de esta Dama Melancolía, el Renacimiento francés, y más aún, el siglo XVII o el siglo XVIII, no son melancólicos. Francia parece escapar al mal de Europa. Considero de hecho que de un modo general, la cultura francesa en el curso de su desarrollo histórico, ha sobrepasado o tal vez, simplemente recubierto el movimiento melancólico, de erotismo y de retórica. Gracias a Sade y gracias a Bossuet.

– Sin embargo hoy en Francia hay autores como Marguerite Duras, de la que usted habla largamente en su libro, que dan a su obra la coloración de la melancolía…

-El individuo no es la cultura. Sin embargo es exacto hacer notar que en Marguerite Duras encontramos numerosas figuras de melancólicos. A mujeres amadas, a la figura maternal, fuente de odio y de ira interior. O también el desplegar de la homosexualidad femenina, implícita y furibunda. La puesta en escena del raport con la otra mujer y, a través de ella, con la figura maternal, es de una gran lucidez en Duras. Debemos reconocerle una suerte de genio, a la vez clínico y hechicero. En revancha, hay en toda su obra como un llamado a la fusión con un estado de enfermedad y de melancolía femenina, una fascinación algo complaciente con la disolución y los abismos. En este sentido es una literatura que me parece no catártica, ella hace lo que Nietzsche llamaba el nihilismo, del pensamiento contemporáneo. No hay más allá, ni aun aquel de la belleza del texto. Vean como son los escritos de Duras: una escritura laxamente negligente, a instancia de un arreglo o de un maquillaje preparados para sugerir una enfermedad a no sobrellevar, a mantener. Textos a la vez cautivantes y mortíferos. A menudo me entretuve con estos con mis estudiantes y saben cómo reaccionan ellas ? Por la fidelidad y por el temor. Ellas lo dicen: ellas aprehenden la lectura de sus libros sobre todo cuando son frágiles… Porque tienen temor de quedarse en ellos. La verdad de Duras las aprisiona.

Hoy no es el sexo el que perturba o produce temor, sino el dolor  permanente, el cadáver potencial que somos. Quién quiere mirarlos a la cara? La depresión es el secreto (secret), tal vez lo sagrado (sacré) moderno.

Fuente: http://www.educ.ar